Conozcan a Jonathan, el animal terrestre vivo más antiguo conocido: una tortuga gigante que se cree nació alrededor de 1832. Eso lo convierte en un asombroso anciano de 192 años, un testigo viviente de casi dos siglos de historia humana.
Cuando Jonathan dio sus primeros pasos, no había automóviles, ni aviones, y la electricidad ni siquiera estaba en uso generalizado. Ha vivido tranquilamente momentos monumentales, desde la invención del teléfono hasta la era espacial, y ahora en la era de la inteligencia artificial.
Jonathan reside en la remota isla de Santa Elena, en el Atlántico Sur, donde pasa sus días disfrutando del sol, mordisqueando pasto y moviéndose a su propio y pausado ritmo. A pesar de su gran edad, continúa recibiendo buenos cuidados y se ha convertido en un querido símbolo de resistencia y perseverancia.
No es solo un récord viviente: Jonathan es un vínculo con el siglo XIX, un recordatorio amable de la vasta extensión del tiempo y de cómo el ritmo lento y constante de la naturaleza puede sobrevivir a los rápidos cambios del progreso humano. Desde los días de los barcos de vapor hasta el amanecer de los autos autónomos, Jonathan sigue masticando, demostrando que la longevidad tiene tanto que ver con la paciencia como con la supervivencia.
